- ¿Por dónde comenzar para construir una marca personal?
- ¿Conoces tu propia misión y propósito? ¿Sabrías expresarlo con claridad para que otros lo entiendan?
- ¿Cuáles son tus valores ‘no negociables’?
Sería difícil hablar de esta 1ra etapa del Branding Tree sin decir algo sobre mí. Confieso que siempre tuve complicaciones para hablar de mis fortalezas y no porque pensara que no hubiera nada interesante en mí, simplemente prefería dejar que mis actos y los demás se ocuparan de reconocerlo por ellos mismos. Creo que si alguien me hubiera preguntado ¿por qué? Probablemente habría respondido ¿para qué?
Justamente la pregunta ‘¿para qué hablar de mí?’ es el centro de este primer ejercicio de construcción de marca personal. En Myself, el objetivo es definir 3 elementos clave del individuo: Misión, Propósito y Valores.
Empecé hablando de mí porque quiero demostrar este punto: es imposible construir una marca auténtica que nos permita hablar de nosotros mismos y exponer nuestra propuesta de valor, sin tener claro para qué queremos hacerlo. Yo jamás me imaginé hablando de mí por voluntad propia hasta que comencé a desarrollar mi marca personal y reconocí mi ‘para qué’: contribuir a desarrollar comunicación auténtica y clara para relacionarnos mejor entre personas, profesionales y sus empresas.
Articular con claridad nuestra propuesta de valor como líderes o emprendedores es indispensable para servir a nuestra misión y propósito personales. Al final, hablar de nosotros será necesario en repetidas ocasiones para ampliar oportunidades de aportar valor a la empresa o comunidad donde actuemos.
En la práctica se trata de descubrir cuál es la combinación de palabras que mejor describe estas piezas de donde nace nuestra marca:
1) MISIÓN
Qué hacemos o buscamos hacer en nuestro día a día a nivel creativo y en términos de impacto. Es decir, qué pretendemos aportar en nuestras intervenciones tanto en el plano profesional, como en el personal, que normalmente están íntimamente conectados.
2) PROPÓSITO
Esta pieza clave responde al para qué y de ahí su relevancia. Al identificar el para qué hacemos lo que hacemos, así como hacia dónde nos dirigimos con eso que nos proponemos a futuro, encontramos sentido. Esta no es una tarea fácil pero tampoco es inalcanzable. El modelo del ikigai puede ser de gran ayuda, aunque no es la única herramienta. La escritura y el diálogo son también grandes aliados. Y en mi caso personal, es este reconocimiento de propósito el que me ha permitido hacer un mindshift y experimentar menos disconfort al hablar de mí, para presentar mis ideas y perseguir objetivos más ambiciosos.
3) VALORES
Como individuos podemos tener una lista amplia de valores con los que nos identificamos o que consideramos importantes. Entre tanto, la idea es detectar aquellos que vivimos como ‘no-negociables’, porque son esos los que mejor nos representan. Para identificarlos existen dos cuestionamientos que sirven como detectores ¿qué experiencias pasadas o situaciones cotidianas nos resultan más difíciles de asimilar? Y ¿qué falta o faltó en ese tipo de momentos para considerarlos más amigables o menos difíciles de enfrentar?
Se trata entonces de identificar con claridad nuestra esencia, semilla de donde nace todo nuestro potencial, para partir de ahí hacia las siguientes etapas donde se trabajan narrativa, voz, tono, imagen, objetivos y plan de marca.
Si este punto de partida te resulta interesante, entra en contacto y hablemos sobre cómo puedo ayudarte a construir una marca auténtica, que refleje tu esencia y sirva a tu propósito.